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martes, 1 de marzo de 2011

EL AMOR NO SE COMPRA

    Una mariposa revoloteaba en el jardín de una familia humilde. Un niño sentadito en una sillita de madera y paja la observa con atención.  Entre el asombro y la curiosidad puede distinguir sus hermosos colores y frágiles alitas desplegadas en su vuelo de flor en flor. ¡Qué hermosa era! ¡Que maravilla!, pensaba él, tengo ante mis ojos, ojala no se vaya. Su vuelo continuaba. Como ceremonia de despedida, por unos segundos se posó sobre la cabeza de aquel niño. No quería respirar fuerte, para no asustarla. Pero nuevamente levantó vuelo y se marchó al jardín de unos vecinos, de alto poder adquisitivo.
   También ahí sobrevoló todas las flores. Se detuvo algunos instantes en la flor de la madreselva.  Visitó el jazmín celeste, donde también se detuvo por unos instantes. Un niño la mira con indiferencia, tratando de cazarla con un bonete. Trepado en el paredón el niño vecino, observaba las maniobras macabras que estaba realizando su vecinito. Tanto fue la insistencia que al final, un golpe certero, envió a tierra a la pobre mariposita.
   ¿Por qué la mataste? Pregunto el niño a su verdugo vecino. ¡Ella invadió mi terreno, y en el, yo hago lo que quiero! ¿No te molestaba?, sólo recogía su alimento para poder seguir disfrutando de su belleza. ¡Todo lo que hay en esta casa es mío! ¡Ahí no estoy de acuerdo! Esa mariposa también nos pertenecía. Ella no tenía dueño, solo nos visitaba. Pronto te darás cuenta que nada nos pertenece, que todo lo que nos rodea lo debemos compartir. ¡Mentira! Tú eres pobre y yo soy rico. Con mi plata puedo comprar lo que quiero. ¡Te vuelves a equivocar! Para conseguir a esa humilde mariposa, tuviste que matarla. No todo lo consigues con dinero. Las verdaderas bellezas no se compran. No compras la brisa del viento, no compras el calor del sol, no compras la lluvia para tus plantas, y lo más importante no compras amigos. Aprende a dar amor, no uses la fuerza, que tendrás cosas maravillosas que solamente Dios, te podrá dar.
 

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