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viernes, 7 de enero de 2011

TINO - Capítulo 3 - Su madre en el hospital (3/10)

    De inmediato se decide a enfrentar esta nueva situación,  de inmediato sale a la calle, camina,  en parte corre, para llegar más pronto junto a su madre.
   Todo lo vio inalcanzable, impersonal, nadie lo miraba ni le preguntaba que quería, pero el  decidió  preguntar ¿Dónde está mi madre? La enfermera que lo atendió le dice ¿Quién es tu madre, y como se llama? “ella vive conmigo, le dicen Beba, hoy vino para acá”
    La enfermera nuevamente le hace una pregunta ¿Cuál es tu nombre?, “me llamo Tino”.
   “Quédate por acá, que yo voy a consultar”. Pasado algún rato, regresa la enfermera. Tino salta de su asiento esperando respuesta, que no tarda;  su madre está en control médico ¿La podré ver? Le pregunta Tino? La enfermera le indica  que seguramente por esa mañana no la podrá ver.
   El niño desesperado se larga en llanto,  mirándole a los ojos le dice ¿Qué le pasa a mi mamá, no va  a volver conmigo? ¿Estoy solo, tengo hambre, y mi perro también está solo?
    La enfermera lo toma de la mano,  lo lleva a la cocina del hospital,  donde le solicita a la encargada, que le permita  servirle una taza de leche, con un pan si fuera posible.
   La señora cocinera, le llega al corazón, el llanto de ese niño, que cruda realidad seguramente estaría pasando por su corta vida. ¿Cómo te llamas? “Me dicen Tino”, y “tengo ocho años”. La curiosa interlocutora le vuelve a preguntar ¿tu papá, porque no está contigo?
Vuelve a llorar, se aferra a la taza de leche, y no contesta.
    Ya un poco más tranquilo, se acerca a la cocinera, diciéndole que estaba muy rica, pero… si fuera posible  otra taza. “Está bien”, le contesta la esforzada señora, pero tendrás que ayudarme a barrer la cocina ¿Sabes hacerlo? “En mi casa no se hacía, pero si me enseña”.
   Las lecciones fueron cortas, prácticas, pero muy precisas. Tino tomando entre sus pequeñitas manos la orden recibida, comienza su labor. “Si lo haces bien, te daré un plato de sopa”.
   Una vez finalizada la tarea asignada, se sienta en el suelo  pensando en su madre. “Como haré para verla, que esto es tan grande”. Se hizo de coraje, enfrentando a la cocinera ¿Cómo puedo hacer para ver a mi madre?  “En estos momentos estoy muy ocupada, pero luego de terminar de servir la comida a los enfermos lo averiguaremos”.
   Sigue pensando, sigue pensando volviendo con otra pregunta ¿Si yo le ayudo a repartir la comida, no podré ver a mi madre?  No había duda que ese chico, estaba decidido a llegar hasta la sala, donde estaba internada su mamá.
   “Esta bien le contesta, eso haremos”. Comienza la entrega de los platos de comida, se recorren todo el hospital, pero….. ¿Por que no encontré a mi madre, por ninguna parte? “Lo averiguaremos “le contesta la cocinera. “Quédate en la cocina, que muy pronto te traeré noticias”.
    Han pasado más de una hora. Por fin llega la noticia esperada. “Tu mamá está en el quirófano, y muy pronto la llevaran a sala”.- El niño sin entender de que se trataba pregunta ¿Qué es un quirófano y que le están haciendo? De inmediato pensó la investigadora, - “como  le explico a un niño de ocho años, sin escuela, sin charlas previas con su madre, que es un quirófano”-
   No había ninguna duda, que Tino no se movería de su lado, hasta recibir una explicación. “Bueno, un quirófano es un lugar, donde concurre un médico especializado, que cura las heridas, que en este caso tenía tu mamá”. La verdad que no fueron muy convencedores los detalles recibidos, pero sigue con otra duda, ¿De ese lugar, vuelve a casa? ¿Cuánto tengo que esperar para que mamá, vuelva a trabajar? La cocinera no estaba preparada para tantas preguntas, viendo que muchas de ellas no tenían respuesta. Vaya casualidad, que en el hospital se encontraba una monjita, que venía una vez por semana, de otra localidad, a visitar los enfermos, llevando la palabra de Dios, junto a su amor sin esperar recompensa, pero siempre su voz de aliento al que mas necesitaba.

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